domingo, 23 de noviembre de 2014

Angina de Ludwig

Angina de Ludwig


Se carecteriza por ser una de las infecciones de los tejidos blandos del cuello y piso de la lengua que más afectan la vía aérea debido a su avance rápido y silencioso, pudiendo ser mortal.
Es más frecuente en personas de menor edad aunque no es exclusivo. Existen condiciones que hacen que también los adultos la presenten como la administración de inmunosupresores, las enfermedades de origen inmunitario, los trasplantes. Es una patología rara y poco frecuente, muchas veces su diagnóstico es tardío lo que retrasa el tratamiento oportuno y favorece el desarrollo de complicaciones tempranas po-tencialmente mortales, en especial, en la vía aérea.
Usulamente es una infección severa, siendo su origen infección de la segunda y tercera molar, en la que el pus invade gravemente cara, cuello, vías respiratorias y pulmones.

Etiología 
 

Aunque la etiología de la infección es de origen dental, en 90% de los casos, existen otros factores causales como sialoadenitis, laceraciones de tejidos blandos orales, heridas en piso de boca e infecciones orales secundarias.

Manifestaciones clínicas
 

Clínicamente, existe induración, sin fluctuación ni dolor inicialmente, de los tejidos situados debajo de la lengua, desplazándose esta hacia arriba y atrás. La movilidad mandibular, deglución y habla se ven dificultadas.
 
Todo ello se acompaña de una grave afectación del estado general, con temperaturas normalmente superiores a 40ºC.
 

Diagnóstico
 

El diagnóstico de las infecciones odontogénicas es eminentemente clínico. Habitualmente, la historia clínica y la exploración física del paciente, junto con los malestares indicarán al médico una inflamación de origen dental como las caries, manipulación reciente, periodontitis, etc.

Tratamiento
 

El tratamiento consiste en antibioterapia parenteral, siendo necesario el drenaje quirúrgico del absceso (a cargo del otorrinolaringólogo o del cirujano maxilofacial si la evolución no es satisfactoria. Se requieren altas dosis de penicilina y cefalosporinas por vía intravenosa).

El paciente con angina de Ludwing requiere de hospitalización, sitio donde será vigilada la evolución de la enfermedad.

Osteomielitis

OSTEOMIELITIS

Corresponde a la infección crónica del hueso. Es, generalmente, secuela de una osteomielitis aguda o secuela de una osteomielitis provocada por vía directa (fracturas expuestas, cirugía ósea infectada).
Osteomielitis agudas de baja virulencia que pasan inadvertidas, en que la consulta ha sido tardía y la resolución del proceso ha sido espontáneo o el tratamiento ha sido tardío o inadecuado, pueden derivar en osteomielitis crónica.
Hay factores que pueden reagudizar la osteomielitis crónica: traumatismos directos, contusiones, fracturas, cirugía ósea local; mal estado nutritivo, alcoholismo, enfermedades anergizantes, diabetes, frío y humedad persistentes. Otras veces el cuadro se reagudiza sin causa aparente.

Cuadro clínico

Habitualmente, la historia clínica revela antecedentes de una osteomielitis aguda ocurrida hace años, con un segmento de piel atrófica pigmentada, mal vascularizada, adherida al hueso, frágil, que se ulcera con facilidad, hecho que hay que tener muy presente cuando se precisa intervención quirúrgica.

Los factores conocidos como posibles reagudizadores de una osteomielitis crónica son:
  • Traumatismos directos.
  • Mal estado nutritivo crónico.
  • Frío y humedad persistente.
  • Alcoholismo- diabetes.
  • Tratamiento inmuno-depresores.


Síntomas

Mientras el proceso permanece inactivo, es asintomático. La reactividad se manifiesta por:
  • Dolor focal, espontáneo y provocado.
  • Edema.
  • Aumento de la temperatura local.
  • Rubicundez de la piel de la zona.
Los síntomas varía en intensidad y rapidez en su evolución, de acuerdo a la magnitud del proceso en desarrollo, virulencia y agresividad del germen, estado inmunitario, etc. Si el proceso sigue evolucionando se tiene:
  • Signos claros de una celulitis.
  • Absceso subcutáneo.
  • Fistulización y vaciamiento de contenido purulento.
Se agrega fiebre, malestar general, adinamia, leucocitosis, sedimentación elevada. 


Examen radiológico

Hay evidentes alteraciones del hueso, como tejido y como órgano, que se manifiestan por zonas necróticas densas, zonas osteolíticas de extensión variable, engrosamiento del diámetro del hueso, engrosamiento de las corticales, reacción perióstica o hiperplástica, cavidades intra-óseas (abscesos), segmentos óseos aislados (secuestros) y deformaciones de la forma del hueso.


Tratamiento

Depende del estadio de la enfermedad y del control que pueda hacerse sobre el factor etiológico que la produjo. Generalmente se recomienda iniciar con las penicilinas (siempre y cuando el paciente no sea alérgico). En caso que el tratamiento con antimicrobianos no sea suficiente se recomienda tratamiento quirúrgico (incisión y drenaje, extracción del diente causal, secuestrectomía). El protocolo utilizado para el tratamiento de este caso particular, fue el uso de antibióticos juntamente con una terapia de intervención quirúrgica. Los antibióticos de elección fueron amoxicilina y clindamicina, debido a sus efectos de amplio espectro, a sus acciones efectivas sobre los tejidos óseos y la no aparición de recidivas.

Obesidad


Obesidad


Se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud.
El índice de masa corporal (IMC) es un indicador simple de la relación entre el peso y la talla que se utiliza para identificar la obesidad en los adultos. Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (kg/m2).
La definición de la OMS es la siguiente:
  • Un IMC igual o superior a 25 determina sobrepeso.
  • Un IMC igual o superior a 30 determina obesidad.
El IMC proporciona la medida más útil del sobrepeso y la obesidad en la población, puesto que es la misma para ambos sexos y para los adultos de todas las edades. 

Clasificación


    
    La OMS ha propuesto una clasificación del grado de obesidad utilizando el índice ponderal como criterio:
  • Normopeso: IMC 18,5 - 24,9 Kg/m2
  • Sobrepeso: IMC 25 -29 Kg/m2:
    • Obesidad grado I con IMC 30-34 Kg/m2
    • Obesidad grado II con IMC 35-39,9 Obesidad grado I con IMC 30-34 Kg/m2
    • Obesidad grado III con IMC >= 40 Obesidad grado I con IMC 30-34 Kg/m2
  • Obesidad de tipo IV con IMC >50
Tipos de obesidad
  • Obesidad androide o central o abdominal (en forma de manzana): el exceso de grasa se localiza preferentemente en la cara, el tórax y el abdomen. Se asocia a un mayor riesgo de dislipemia, diabetes, enfermedad cardiovascular y de mortalidad en general.
  • Obesidad ginoide o periférica (en forma de pera): la grasa se acumula básicamente en la cadera y en los muslos. Este tipo de distribución se relaciona principalmente con problemas de retorno venoso en las extremidades inferiores (varices) y con artrosis de rodilla (genoartrosis).
  • Obesidad de distribución homogénea: es aquella en la que el exceso de grasa no predomina en ninguna zona del cuerpo. 
    Para saber ante que tipo de obesidad nos encontramos tenemos que dividir el perímetro de la cintura por el perímetro de la cadera. En la mujer, cuando es superior a 0,9 y en el varón cuando es superior a 1, se considera obesidad de tipo androide.

    Clasificación de la obesidad
  • Hiperplástica: Se caracteriza por al aumento del número de células adiposas.
  • Hipertrófica: Aumento del volumen de los adipocitos. 
  • Primaria: En función de los aspectos etiológicos la obesidad primaria representa un desequilibrio entre la ingestión de alimentos y el gasto energético.
  • Secundaria: En función de los aspectos etiológicos la obesidad secundaria se deriva como consecuencia de determinadas enfermedades que provocan un aumento de la grasa corporal

Causas

La causa fundamental de la obesidad es un desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas. En el mundo, se ha producido:
  • un aumento en la ingesta de alimentos hipercalóricos que son ricos en grasa, sal y azúcares pero pobres en vitaminas, minerales y otros micronutrientes, y
  • un descenso en la actividad física como resultado de la naturaleza cada vez más sedentaria de muchas formas de trabajo, de los nuevos modos de desplazamiento y de una creciente urbanización.
A menudo los cambios en los hábitos de alimentación y actividad física son consecuencia de cambios ambientales y sociales asociados al desarrollo y de la falta de políticas de apoyo en sectores como la salud; agricultura; transporte; planeamiento urbano; medio ambiente; procesamiento, distribución y comercialización de alimentos, y educación.

Consecuencias

  • las enfermedades cardiovasculares (principalmente cardiopatía y accidente cerebrovascular)
  • la diabetes
  • los trastornos del aparato locomotor (en especial la osteoartritis, una enfermedad degenerativa de las articulaciones muy discapacitante).